Eugenia Tenenbaum sobre la creación de contenido en pandemia

La creadora de contenido, que cuenta con más de sesenta mil seguidores en sus redes sociales, nos cuenta cómo vivió el confinamiento.

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Entrevista online a Eugenia Tenenbaum.

Eugenia Tenenbaum es una estudiante de Historia del Arte especializada en perspectiva de género, y a su vez creadora de contenido en plataformas como Instagram y Patreon. Hoy, nos hemos reunido con ella para que nos cuente su visión del confinamiento.

Muy buenos días Eugenia, y muchas gracias por habernos concedido esta entrevista. Este año, la Setmana de la Comunicació está enfocada a la creación de contenido en pandemia. Como creadora de contenido, ¿cómo viviste tú el confinamiento?

Yo al principio, cuando pensábamos que serían solo dos semanas, lo viví con cierto alivio porque me di cuenta de que estaba llevando un ritmo de vida demasiado acelerado, tenía mucha presión académica, personal por las redes sociales… así que en este sentido me sirvió para poner todo en orden.

Creo que en general a las creadoras de contenido nos ha dado una oportunidad, porque como todo el mundo estaba en casa lo que hacíamos todas era consumir a través de cualquier plataforma, y realmente es algo que nos salvó a muchas. El no poder salir, el no poder socializar, ir a la biblioteca, la universidad o cine lo que hace es que se generen otras redes de entretenimiento.

¿Consideras la pandemia como un antes y un después en el mundo digital audiovisual?

Como buena gallega diré que depende, porque a mucha gente le cuesta atar los cabos. Se decía que de la pandemia saldríamos mejores personas y ni siquiera ha sido cierto. Creo que la gente se olvida con mucha facilidad: la pandemia ha sido algo traumático a nivel mundial y lo desechamos como si no hubiera pasado. La cultura entendida como música, ocio, etc. después de haber sido importante para muchas personas parece que se ha olvidado ya. Ahora las creadoras de contenido tenemos la baza de que hemos estado ahí, hemos generado comunidad, hemos generado redes de apoyo. No quiero imaginarme como hubiera sido una pandemia sin redes sociales, habría sido indescriptible.

Con la crisis sanitaria, la gente ha tendido a pasar más tiempo en las redes sociales. ¿Has notado cambios en tu audiencia desde la llegada del Covid-19?

Creo que mi perfil ha sufrido un boom bastante fuerte. No recuerdo cuantas personas me seguían antes de la pandemia, pero creo que la cifra se ha duplicado, que es una auténtica barbaridad. Al fin y al cabo, la propia inercia de que al estar todas en nuestras casas, muchas consumíamos ya Instagram, y en aquel momento surgió esa necesidad de recomendar cuentas. Las creadoras tuvimos mucha facilidad para llegar a la gente, ya que, si no en otras circunstancias, la rutina se interpone.

¿Cómo te ha afectado la pandemia a nivel laboral?

Me ha afectado de manera positiva, además por algo que en principio fue muy negativo: todos los veranos hacía campañas de hostelería, y ese era mi sustento en la temporada alta. En el momento en que surge la pandemia y el confinamiento, y cuando fuimos conscientes de que no serían 15 días ni mucho menos, pues mi horizonte laboral en verano como que se cayó. Entonces vi que tenía que hacer algo, y algunas seguidoras me decían que por qué no sacaba un curso. Hice un sondeo, vi que las mujeres que me seguían estaban muy interesadas en esa formación así que empecé a prepararla, con mucho miedo y mucha esperanza. A día de hoy sigo ofertando ediciones, cambiando modalidades, sumando contenidos y me ha permitido compaginarlo con Patreon y sorprendentemente empezar a trabajar para lo que he estudiado, que es haciendo esa combinación entre historia del arte y perspectiva de género. Así que laboralmente para mi ha sido toda una sorpresa, no sólo porque he dejado de trabajar en un sector que no es el mío sino porque estoy pudiendo vivir de la historia del arte. 

¿Consideras que la pandemia ha afectado a tu salud mental?

Al principio necesitaba un paréntesis en mi vida para reorganizar mis responsabilidades, porque mi ritmo de vida me estaba produciendo ansiedad. Yo antes del confinamiento había conseguido convertirme en un “animal social” y el confinamiento pisó ese trabajo las veces que quiso. Ahora me cuesta mucho salir de casa, me desgasto muy rápido cuando tengo contacto con muchas personas y noto como si mi batería se descargase. Por suerte, cuando no estoy bien sé que puedo exteriorizarlo en redes y siempre surgen conversaciones y debates interesantes sobre como lo que sentimos nunca es algo aislado, si no que es algo que van a experimentar muchísimas más personas y muchísimas más mujeres.

En cuanto a la creación de contenido en el momento en que empiezo de manera consciente a profesionalizar mi contenido, me pasan cosas que a mis compañeros hombres no les pasa: que se espere de las mujeres creadoras de contenido que hagamos pedagogía gratuita, sobre todo en cuanto a cuestiones feministas, o que invirtamos nuestro tiempo en responderle a una persona que no conocemos de nada en internet y que nos viene exigiendo cosas. Que siempre se espere de nosotras que seamos amables, que digamos las cosas con la boca pequeña, y eso lo venía notando hacía varios años pero en los últimos meses es algo que veo de manera constante y muchas veces me pregunto que si yo en lugar de ser una mujer fuese un hombre, si ese sería el trato que recibiría, y la verdad es que creo que no, porque a nosotras nunca se nos concibe como figuras de autoridad, siempre por la edad que tenemos, porque somos jóvenes, porque hayamos o no terminado la carrera, porque hablemos o no de los temas de los que hablamos. Siempre parece que todo lo que digamos puede ser puesto en tela de juicio, pero percibo que ellos hablen desde un atril con una autoridad que nunca es puesta en entredicho como nos ocurre a nosotras. Y si a eso le sumas en lugar de ser mujer, ser además negra, gitana o pertenecer a una minoría étnica cultural apaga y vámonos, porque siempre es el doble o el triple. 

¿Consideras que la flexibilidad de la creación de contenido es un beneficio?

Yo ahora mismo sólo dependo de mí, o como mucho de las personas que me siguen, que deciden apostar por mis formaciones y por mi manera de comunicar. Mi jefa soy yo, mi empleada soy yo. Entonces no hay ningún redactor jefe que me pueda decir “no publiques esto” o no hay absolutamente ninguna entidad educativa que me diga “no metas esto en el currículum porque no es importante”. También me pasa con las visitas guiadas que empecé a hacer antes de la pandemia: no tengo por que seguir el itinerario de ningún museo, y no tengo porque decir lo que los museos quieren que diga. Teniendo en cuenta las cosas en las que creo, la forma en la que muchas veces las defiendo, es bastante irreconciliable con el trabajar por cuenta ajena. Trabajar por cuenta propia siendo autónoma es “yo me lo guiso yo me lo como”. Si sale bien, yo me como toda la tarta, si sale mal, estaré algunos meses en hambruna. Para mí, ya no tanto quizás por el poder establecer mis propios horarios, pero a nivel de libertad de expresión y libertad de movimiento me relaja muchísimo saber que la única persona a la que le tengo que rendir cuentas y explicaciones soy yo misma, y que todo lo que quiera decir, hacer, o publicar voy a poder hacerlo porque al final dependo enteramente de mí. Eso, siendo una mujer es muy importante: el no tener una voz por encima que de alguna manera te esté castrando laboralmente.

En último lugar, ¿un consejo que te parezca útil para mujeres que quieran dedicarse al mundo de crear contenido?

Por desgracia, creo que el mejor y el mayor consejo es tener paciencia y escoger algo que te guste de verdad. Cuesta muchísimo vivir de ello, sinceramente, en el sentido de que si empiezas a hacerlo por el dinero que eso te va a reportar es la peor decisión que podemos tomar. Yo siempre digo que es importante encontrar algo que te llene, que disfrutes de manera genuina y que a ti te venga bien, porque si haces eso y lo explotas por así decirlo, si gusta a la gente va a ser maravilloso, porque puede que te permita vivir de ello, pero si no le gusta a la gente al menos con eso tu te quedas.

Entonces paciencia, redes de apoyo y ya no voy a decir encontrar tu vocación, sino algo que te guste y que tú te veas haciendo de manera altruista, porque así es como funciona. A la gente le cuesta mucho entender que hay determinadas cosas por las que hay que pagar, sobretodo cuando las acostumbras a la divulgación gratuita. Por eso también es importante generar redes de apoyo con creadoras y con amigas para poder gestionar esas dinámicas tan chungas que tiene lugar en las redes sociales. Es normal y válido fracasar, no puede salir bien todo de primeras. Sobretodo disfrutar el momento, disfrutar lo que tenemos cuando lo tenemos, sin perder de vista a donde nos gustaría llegar laboralmente pero tampoco obsesionarnos, y disfrutar de lo que estamos haciendo independientemente de cómo lo perciba la gente o de la remuneración que eso nos reporte. Sobretodo es hacer lo que a nosotras nos gusta, de la manera en la que nos gusta.

Al final, lo económico es una variante incierta sobretodo en el mundo de las redes sociales, y eso puede terminar generándote mucha frustración. En cambio, si se basa en lo personal, es una variante fija que puede ir evolucionando pero que siempre te va a tener a ti en el centro y eso es interesante, porque a las mujeres siempre se nos enseña a desplazar nuestro centro al centro de otras personas. El pararnos, el preguntarnos qué es lo que quiero, que es lo que me gustaría, e intentar ir al cien por cien a por ello.

Así que creo que eso es lo más importante, que igual porque es un poco romántico e idealista pero lo que siempre digo es que si la mayoría de nosotras estamos destinadas a la precariedad, al menos vivir en la precariedad estando a gusto con lo que estamos haciendo. No por encima de precarias ser infelices laboralmente, porque yo creo que no hay nada más triste que eso.

Si queréis conocer más a Eugenia, podéis seguirla en sus redes sociales.

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